Conocé a Laura
Laura Vicuña
"Si lees en ella con ojos de fe; en su pequeña y corta vida de escolaridad salesiana, descubrirás a Dios y a su misterio. Y eso basta".
Laura desde pequeña aprendió a conocer y amar a Jesús. Vivió profundamente su vocación cristiana, su compromiso bautismal, alimentado en la Eucaristía, en la Oración y en el Encuentro cotidiano con la Palabra de Dios.
Laura encontró a Dios en los diferentes espacios de su vida: disfrutó de los juegos con sus amigas, de los paseos en el campo, de la vida familiar. Buscó permanentemente dar testimonio de Jesús. Fue misionera dentro de su propia familia, descubrió en su realidad familiar la necesidad de conversión. Le rogó a Dios para que le dé a su madre el valor de buscar nuevos caminos que lo rencuentren con El y sane su dolorosa experiencia.
Cronología de Laurita.
1891. De la unión de Mercedes Pino y Domingo Vicuña nació, en Santiago de Chile, Laura Vicuña Pino, el día 05 de abril. Fue bautizada el 24 de Mayo del mismo año, mismo día de la fiesta de María Auxiliadora.
A fines de este año la familia se trasladó a la comuna de Lautaro, próxima a Temuco.
1892 a 1899. El 22 de Mayo de 1892 nació Julia Amanda, su única hermana.
Domingo abandonó a la familia y Mercedes sostuvo a sus hijas trabajando como modista. La situación se volvió angustiosa y finalmente la madre tomó la decisión de partir.
A principios de 1899 iniciaron el viaje a Junín de los Andes provincia del Neuquén, en la Patagonia Argentina.
En julio llegaron a destino, junto con la inundación más grande que afectara a esta población.
El Capitán Mariano Fosbery fue quien las amparó y empleó a Mercedes en su estancia, distante unos 20 km. de Junín en dirección a San Martín de los Andes. Fue una época feliz y breve.
1900. Comenzando el año la familia Fosbery se mudó a San Martín de los Andes y pronto, Mercedes, se inició en un nuevo trabajo; al servicio de Manuel Mora, en los ranchos del Quilquihue, dominios del hacendado.
En febrero, las niñas entraron como alumnas internas en el Colegio María Auxiliadora. Laura se inició así en el camino de santidad propuesto por San Juan Bosco y Santa María Mazzarello.
1901. El día 02 de junio recibió su Primera Comunión con gran compromiso.
Mercedes y Manuel formaron pareja. Esta relación fue para Laura causal de profunda tristeza: su madre se había alejado del camino del Señor y estaba ligada a un hombre violento e inescrupuloso.
1902. Durante esas vacaciones de verano en el Quilquihue Laura comprobó que el clima de violencia era insostenible e incluso se vió expuesta a constantes insinuaciones por parte de Manuel.
Esta fue una experiencia límite y tras un período de discernimiento, ofreció su vida al Sagrado Corazón de Jesús, por la conversión de su madre.
En marzo recibió la Confirmación y realizó votos privados.
1903. A la vida de Laura llegó la enfermedad. La tuberculosis la consumiría poco a poco y debió abandonar el Colegio .
Hacia Noviembre Mercedes decidió transladarse con sus hijas a Junín y alquiló un "ranchito" cerca de la escuela de las Hermanas.
1904. En Enero Manuel llegó a la casita intentando pasar la noche, lo que decididamente rechazado por Laura, a pesar de sus escasas fuerzas.
El día 18 de ese mes pidió los últimos sacramentos, se confesó, comulgó, y renovó su ofrenda a Jesús.
El 22 de Enero murió santamente tras constatar la conversión de su madre.
Al día siguiente fueron los funerales. Mercedes se confesó y comulgó con el firme propósito de enmendar su vida.
1955. En Bahía Blanca, Argentina, se inició el camino de Laura hacia los altares.
1958. En Santiago de Chile, gracias a la intercesión de Laura Vicuña, Sor Ofelia Lobos, joven religiosa de las Hojas de María Auxiliadora, se recuperó milagrosamente de la grave enfermedad pulmonar, que la tenía postrada y al borde de la muerte hacía muchos años.
1982. El 18 de Enero se introdujo la causa de Beatificación.
1986. El 04 de Julio Juan Pablo II la declara Venerable.
1988. El 03 de septiembre es beatificada en Turín, Italia.
Laura desde pequeña aprendió a conocer y amar a Jesús. Vivió profundamente su vocación cristiana, su compromiso bautismal, alimentado en la Eucaristía, en la Oración y en el Encuentro cotidiano con la Palabra de Dios.
Laura encontró a Dios en los diferentes espacios de su vida: disfrutó de los juegos con sus amigas, de los paseos en el campo, de la vida familiar. Buscó permanentemente dar testimonio de Jesús. Fue misionera dentro de su propia familia, descubrió en su realidad familiar la necesidad de conversión. Le rogó a Dios para que le dé a su madre el valor de buscar nuevos caminos que lo rencuentren con El y sane su dolorosa experiencia.